PERSONALÍCELO
En 1979, Andreas Dahlmeyer tuvo una visión: la cosmética hotelera personalizada. Al acceder al baño de su hotel, los huéspedes ya no serían recibidos con un bote genérico de champú y jabón comunes. En su lugar, encontrarían su estancia realzada por productos de marca elegante que reflejan perfectamente su entorno.
Producido en un pequeño taller, el primer producto de nuestro fundador fue una pastilla de jabón, vendida en una caja negra con pan de oro. Pronto, los hoteleros pudieron imprimir su logotipo en el embalaje, una forma simple y altamente efectiva de transmitir su marca. No es de extrañar que la idea fuera un éxito instantáneo.